martes, 28 de diciembre de 2010

Historias de amor en casas de putas II. La vendedora de imposibles.

Son dos. Uno. Dos. Son dos que caminan desgastando relieves de noches empedradas. Ella lució su tenderete de sueños en oferta. Él decidió no regatear una sola mirada. Coleccionista de imposibles, el amor es una pieza sobrante en el puzzle de una vendedora ambulante sin posibles.

Son dos. Uno. Dos. Son dos que se besan desvistiendo ropajes en cuerpos incendiados. Él lanzó las primeras palabras “Ahora, ámame”. Y recibió las primeras navajas “Antes, paga”. Pobre faquir apuñalado, cumplió órdenes de la musa y abril se derramó en noches de aguas mil. Dulcineas nocturnas rondan los puertos en busca del incauto que las sueñe doncellas, nunca mataron ni murieron por ellas. Menos peso en la cartera, fósil de espuma en las sábanas. Es caduca la primavera. También las caricias.

Es uno. Uno. Uno sólo el que emprende el camino de vuelta a casa. Uno sólo quien se enfrenta a sus fantasmas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Sonoridad

Sonoridad

Un día,
hoy mismo,
leeré.
Y quizá diga palabras sentidas
sin sentido.
No importa, llevo el ritmo.

Sonoridad

La noche rota,
el llanto del niño,
la vieja que ronca
y despierta de un respingo.
La monja que encaja
sueños en el choque de los bolillos,
cloc-cloc-cloc,
son de madera de boj.

Sonoridad

Desvías entre vías,
veloces,
mis pensamientos.
Cierro los ojos.
Las regiones del cariño son el trayecto:
la risa de la niña mala,
churretes en la cara,
la fruta robada.
Balanceo ante la comba,
al compás del
“uno, dos y…”
“uno, dos... indecisión”.
Comencemos de nuevo.
¡Tres!
¡Arrojo!
¡Salta!
A ver qué cuenta el barquero.

Sonoridad

La de los tiernos cuerpos floreciendo,
el beso tímido y el atrevido,
tu cuerpo y el mío.
Palabra a palabra: camino.
Caricia a caricia: gemido.
Si quieres vuelve la vista atrás,
en la senda que nunca has de volver a pisar me quedé.
Otra vez se fue París y no estuve en Abril.
El perro sigue ladrando para salvarme
de tantas hieles endulzadas,
de largos días de lluvias y demonios.
Heridas que sangran.
Mira, si aún no sabes del dolor.
Te las puedo enseñar,
son de una guerra abierta.
No así las cicatrices del alma,
son de un conflicto encubierto.

Sonoridad

Silencio.
¿Sigues ahí afuera,
asomado a los bordes de mi texto?
Si algún día te descubriera,
el papel cortaría tu piel.

Sonoridad

La furia golpea
tullidas orillas amarillas
en los talones de mis pasos.
El agua, la roca,
la espuma, el mar,
siempre él.
El exilio, la derrota.

Sonoridad

¿Por qué se desvía este tren de las regiones del cariño?

Sonoridad

Shhshhh. Silencio.
Estoy rondando el cementerio.
Robé una flor seca
envuelta en putrefactas letras.
Muerte, silencio.
Hedor, silencio.
Frío, silencio.
Miedo, silencio.

Pulso. Aliento.

Enciéndete,
vuelve a prender,
estoy leyendo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Me gusta hablar y pasear

Háblame bajito que la noche duerme.
Dime al oído,
que te promete
olvido
en el corazón,
recuerdo en la sinrazón.

La quimera es un juego al escondite.
No te busco,
no me encuentres,
no sé jugar solo entre partido y partido,
no sé partir y mantenerme entera.
Vivo agazapada bajo el nórdico
de la imaginación
en la frontera de lo imposible.  
A resguardo del hielo real.

Son las guerras que pierdo las que gano,
son tus ojos de los que bebo,
y son tus manos
que lamen mi piel.
Si me descubres, acaríciame.
Si me descubres, me mojaré.
Si me descubres, me la tendré que quedar.
Y seré yo quien tenga que ir a buscarte
para luego inventar mil maneras de olvidarte.

No hay que salir para pasear,
he aquí las sendas de un cuerpo.
Si me descubres, ponme a cubierto,
fuera del sueño me desvanezco.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Menos mal que la culpa no pesa, Mami.

(Título robado. Es una expresión de mi hermana)
(Impulso robado. A punto de convertirse en clásico)

Porque nunca somos tan buenos actores como cuando representamos el papel de nuestras vidas. Grande, Gilda.

Porque después del guante y el reto
viene la mano y el guantazo.
Porque no eres Glenn Ford 
y no es nuestro primer encontronazo.

Todos los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo.
Sus caras de decepción y, sin embargo, es el mismo ombligo.
Agarré la botella, el alcohol rajó mi garganta y no el vidrio.
Cobarde, se cortó a sí mismo.
Intenté ahogar mis penas, pero aprendieron a bucear en vena.
Inútil, me hundí con ellas.

Bailaré mientras me desnuda la escena.
Echadle la culpa a Mami, chicos.
Sube tus pantalones que tropiezas
y no quiero que me arrastres contigo.
Aún mantengo el vestido.
Las bragas... no sé.
¿Lo sabes tú?
¡Oh, niño guapo!
¡Tienes la corbata mojada!
Y yo he roto mis frenos,
ya no soy fiera encadenada,
sólo fiera desembragada.
Echadle la culpa a Mami, chicos.
Aún mantengo el vestido
de escote,
de estoque,
palabra de honor.
Brinda conmigo:
Porque entre bastidores y vestidores
seamos los mismos que entre renglones,
torcidos y retorcidos,
desnudos o vestidos.

Si este fuera uno de tus guiones
Al final... ¿quién recibiría el tiro?
Me daré la vuelta para que te sea más fácil,
suicida o asesino,
te ofrezco la cremallera de mi espalda
para que te dispares sin mirarme a la cara,
para que mueras si vuelves a caer en el mismo sitio.
Me olvidaba... Será porque me llamo Olvido.
Me olvidaba de la culpa:
echádsela a Mami por el terremoto, chicos.

As time goes by. El comienzo de una hermosa amistad.

Agosto es un buen mes para anunciar el nacimiento de esta canción. Se cuenta que es el mejor guión de cine, que se fue escribiendo a medida que se iba rodando, que ni actores ni guionistas supieron hasta el final el final. A mí quien me pone es ese Humphrey y su forma de sujetar el cigarrillo. Mataría.., miento, entonces...¿daría la vida? Es decir, ¿me suicidaría o engendraría.?.. por poder suplicar en ese susurro ordenante “play it again, Sam o como quiera que te llames” aunque en español me gusta más, porque yo diría “tócame otra vez, Sam o como quiera que te llames, tócame otra vez”, convirtiéndolo en un asunto más personal.

Insert  Word, 
te haré un poema acorde
Ón
y te encenderé,
lengua de fuego en la entrepierna,
crece y mengua,
dilata
delata
contrae
oculta.
Escucha mi canción,
te la susurro:
Play
it again”.
Otra vez.
Rewind,
rebobina saliva
y Rec-uerda                                                                                                                  
“a kiss is just a kiss”
¿y un par?
¿Un par?
 Offfff!!!!
Corten! Apaga y vámonos,
mis protagonistas merecen 
buena puesta de sol
cuando la noche entra en escena.
Foward,
acelera tiempo
y sueña,
adelanta las cicatrices de la contienda
que son la meta de las heridas que chorrean
chorras entre lágrimas secas.
REc-rec-e y revienta
grabando pistas equivocadas
en cintas rayadas.
Pause,
Pa(u)se, deténgase y vea mi escaparate.
Stand pintado de noche
–todos los gatos son pardos,
también las gatas-,
estrellas y letras de plata.
Estoy detrás pero mis dedos no manejan títeres sin cabeza,
se movieron solos y seguí quedándome atrás.
No fue un show que debiera continuar.
By, bye, bai, sí.
Bic, el boli,
que has de meter en el agujero,
a esta cinta se le anudaron las tripas
de tanto recuerdo.
Pero saca las vísceras,
ponlas a secar en el árbol
que espanten a los pájaros
o sirvan de señuelo
para que no picoteen
la cereza de mi higuera.
Pobre, él se lió con el guión,
ella ha de tener una buena sesión
de maquillaje,
pintar una sonrisa
decirle al sastre…
¿qué cosa?
el botón de su escote,
pues solo se trataba de la insinuaci-ón
del canal al pez-ón,
al gran pez encendido.
No había escenas de cama
ni tiendas
de campaña
de marketing,
Ven, paparazzi ,
fotografía mi exclusiva,  
publícala
saca a la luz mi viejo y apolillado abrigo,
que me voy de vacaciones en el mar,
que anoche,
te colgué en una percha del revés
haciendo cosquillas en la barriga
a las nubes
y han pasado de la risa al llanto.
Mira- me, me- mira,
mi nueva y bonita sonrisa.
En algunas fotos saldré provocativa,
re-verde sin causa,
una joven madura
que acabará podrida.
No sé dónde dejé la cás
cara
dura
se me reblandeció tras el porrazo.
Stop,
paro el carro que atropello al arriero
en cuyo camino nos encontraremos.
Ya inventaré un buen The end
de créditos que siempre deberemos
a los bancos
de peces
eyaculados
a bocajarro
moribundos en el mar del deseo,
en mi boca  que fuera de cielo
ahora de cieno.
Playing,
jugando,
enredando besos en tu pelo,
me atraganté y no tengo
el aceite de malta a mano.
Morí,
(solo un poquito)
sonaba Lolita en la radio.
¡Qué horrible fin!
No era la canción que elegí.
Yo inventé el personaje que muere lento,
como el juicio
final
que espera el preso.

De las vidas que me invento

29 de julio de 2009, esa fue la fecha exacta de este texto. Viajaba en tren y recordé a todas estas mujeres, no caí en la cuenta hasta más tarde que todas ellas habían sido creadas por hombres. Luego, es mi visión de la visión de hombres sobre sus creaciones femeninas. En otra ocasión he de escribir acerca de mujeres creadas por otras mujeres.
A veces lo hago, elijo víctima y juego a ser dios, uno minúsculo. Un sábado de buena mañana, la saqué de su monótona lectura del “Hola”, tersé su piel y la bronceé, la desnudé de sus rancios ropajes y arrojé su sombrero a las fauces del viento, dejé que su cabello galopara y la hice todas aquellas mujeres a cuya mirada no se puede sobrevivir sin empezar a temerle a la muerte.
Y  te di mil nombres:
Te hice Lilit y te devoraron los demonios, te hice Eva y ningún pero te impidió morder la manzana. Te hice Carmen, la cigarrera que esconde tabaco en la cara interior del muslo, donde a media noche, entre la maleza, lo hallará tu gitano. Y te hice la chiquita piconera y el pintor blandió el pincel ocultando su mirada a tus ojos de brasas, encendida la entrepierna.
Fuiste la rosa caprichosa, fuiste una flor del mal que susurra en francés provocador “15 francos el curso de vuelo intensivo, el opio es la medicina para el mareo, la sífilis el riesgo del aviador”. Fuiste Olvido, te adjudiqué las travesuras de la niña mala.
Y seguí regalándote nombres, algunos amables, pero nunca el de cursis que se bajaban la dignidad con facilidad.
Y la dama de las camelias esperó su flor y su helado de turrón. Y Mercedes en el barrio catalán, y María rapada y enamorada del dinamitero americano que te enseñó a volar… puentes. Fuiste Sherezade y sus mil noches, y una más. Una noche más es un regalo cuando la eternidad está a punto de acabar.
En susurro suplicaste una orden “play it again, Sam”,  olvidando que la esclavitud se abolió y seguiste fumando destrozando las últimas páginas de tus capítulos, pensando que un beso es solo un beso. Fuiste el animal más bello.
Y viene el poeta y endiosa tus andares, angeliza tu sonrisa y saca del armario las finas sedas. Te coloca el hábito de musa. Y manos a la obra, hace lo que sabe: te escribe un poema.
Pero recuerda que antes del cielo fuiste de la tierra: Yo te di la sangre y el brío.

martes, 19 de octubre de 2010

Universo

Idea original de un “pianisto” que ya nunca más podrá visualizar una palabra y resistirse a jugar con ella: uni-versos.

I. De-generación espontánea

La soledad era virgen por fuerza mayor, un día se masturbó, se corrió en la Nada y nací yo.

II. Big-bang

Te hice crecer, Big. Pero tuviste que hacer Bang y llenar la Nada de salpicaduras materiales. Podría haberse tratado de una explosión concentrada, Big-Pig.

III. Teoría y práctica

Ahora que está en boga la teoría de cuerdas, añoro la práctica de locas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Abrázame

Si un día, pongamos, como hoy, en lugar de regalarte conchas de playas lejanas, hallara aquello que más ilusión te hiciera, entonces... Entonces: ¿Sería diferente?

miércoles, 13 de octubre de 2010

15/09/10. Mi gajo en tu copa

Patachula liga con agroman autóctono. Un día divertido a pesar de la larga caminata por un páramo desolado lleno de insolación. Supongo que esperabais que os contara el origen y destino de cada etapa y todos los cotilleos con pelos y señales. Así lo fui escribiendo en el cuaderno de abordo, pero ahora me da vergüenza transcribir todo cuanto ha pasado. “Patachula, tu pretendiente sigue esperando a la sombra de la encina”


Soy un bruto. 
Tú una hembra hermosa,
de estrecha cintura,
como tu estrecho
del mar,
separando el continente de jóvenes montañas
del largo desierto de tus piernas
por donde se nubla mi mirada sedienta
para llegar ciego al oasis de tus caderas,
sin sentido,
guiado por el tacto
excitado por el gusto.

Lleva mis uvas a tu boca,
deja mi gajo en tu copa
de la encina,
a la sombra,
te espero.
Pero te das la vuelta,
apagas el sol de tu sonrisa,
mi esperanza agoniza
y sin cavar en tu cuerpo
me regalas una visita guiada a tus antípodas.
He recuperado la vista.

14/09/10. Fuego Fatuo II

Hoy le robaría un fragmento al día, justo al anochecer, para que tus ojos se mantuvieran claros y no llovieran. Para que tu espalda no oculte nubarrones amenazantes. Hoy le robaría un fragmento a la noche, justo al atardecer, para que mis ojos pardos lamieran tus lágrimas, aclararan tu imagen y no recordaran una mirada sombría. Pero el día acaba y yo, sin ser ladrona, pasaré la noche en el calabozo.

13/09/10. Fuego Fatuo I

Tan contradictoria y caprichosa como la rosa del Principito: “Ahora que estoy aquí arriba y te sobrevuelo, quisiera ver tu fondo, mar nuestro”.

13/09/10. Las gotas que colman la taza

Una mañana en la facultad de económicas por echarle la matrícula a la caxorri me ha hecho recordar por qué siempre me iba a estudiar a las salas de industriales.  Por el silencio, no creáis que el motivo era la proporción de chicos 99,99999%. Gracias caxorri, te hubiera matado y a la pija que se meó fuera también. Pero es mi primera mañana de vacaciones, de modo que me relajaré.

Ven, princesa. Luce tus tacones con tu bolso de fiesta, trastorna el silencio concentrado de mi biblioteca. Tocotó, tocotó, tocotó, Si no te mirara pensaría que una yegua en celo ha escapado del establo para presumir de bruñidas herraduras. Tiquití, tiquití, tiquití, uñas lacadas, alocadas, de reciente manicura francesa maltratan mi mesa. Plop, plop, plop explótame-expló, pompitas obscenas en tu boca.

Sal, princesa. Espero apostada en la puerta del servicio para recuperar toda una mañana de notas en la hoja caída. ¡Mierda! ¡Y no has tirado de la cisterna!  Son tus gotas que colman la taza,
del váter,
¡te has meado fuera!

He de abandonar mis palabras aun cuando nunca renuncio a ellas.  Cantaba Serrat, escribía Benedetti, “los poemas suelen ser papel mojado, de sangre, de llanto, de semen, de lluvia…” se les olvidó  “de meados”.  Gotas de lágrimas desbordan mis ojos como tazas, pero al filo, deciden no llover y limpiar la plaza… Clic, clic, clic, es tarde y esta cisterna gotea.

12/09/10. Historias de amor en casas de putas I. La niña de rojo.

Hay un grupo de música que ha sido mi banda sonora durante mucho tiempo. A veces viajo más al fondo de la historia de personajes cantados. No tiene mucho mérito pues muchas de las frases pertenecen a canciones y lo único que hago es hilvanarlas para contar la historia que quiero. Tú comprenderás por qué “algo me aleja de ti” y tú por qué caí.


La niña de rojo y el mito del equilibrista bailaron un vals desafinado... Como la vida misma.

Con su mano tendida la invitó a bailar a la vuelta de la cuerda para que dejara de dibujar esquinas afiladas que cortan noches al alba.

Madame PutaParca dio su consentimiento: “Ve, niña. Baila allí arriba, junto a las estrellas y emborráchate de esta leve eternidad pero que pague tus copas. El paso base: su muslo entre tus piernas. No es un trabajo diferente al de costumbre, cobrarías más si pusieras el corazón”.

Con cierta torpeza desnudo los miedos y yo me voy vistiendo:

Si al despertar al filo de mis legañas dices que soy jodidamente guapa cuando me miras de cerca, me llevas al deseo
de alejarme a otro mundo que no es el tuyo, para que aprendas a verme fea.
Si ves mi leve gesto que anuncia tormentas quédate   cerquita mía y ponte a cubierto, cúbrete de mi cuerpo, tiraré a matar.

La noche es eterna, absurda y cruel.
Y negra, aún más negra porque tu mirada no me hace estremecer.

La luna indiferente sigue en metamorfosis al compás acelerado, pero es básica-mente lenta.

Todo es fácil, hasta que llega el día y la música deja de sonar y niña, caes. Y entonces, te vistes de rojo sangre, porque nunca tú-viste el secreto del equilibrista ni jugaste con engaños, la capucha no te cubrió el rostro y - “a palabra descubierta”-  te partes, de nuevo, la cara. Eres despistada y tienes miedo al instante sin otros instantes que encadenen el momento y tienes miedo a estar aquí y mañana no estarlo. Aprovecha ahora que está dormido y puedes escapar, Madame PutaMemoria retiene todos los segundos, también los tristes.

Pero como al despertar nunca te recuerdo, he de inventarte con los ojos abiertos, sueño. Quédate estas veinte monedas que no se merecen, ya pagaste, me has enseñado a soñar con “riesgo y altura”. Noches más duras han de venir pero no me derrumbaré en cualquiera.

11/09/10. De rezos y recetas, de comidas y cagadas.

Cuando me vacilan creo y creo que puedo ganar. Supongo que es de agradecer ese impulso creador que me ha empujado durante algún tiempo, aunque sea con poemas de autoconsumo. Y aquí entra en juego la duda ¿qué sentido tiene un texto si todo aquel que lo lee no le encuentra algún sentido?

Plagiando a Aute en auto de a(u)teísmo, cre-o-raciones en cartas de bares de mala muerte para mi D(yo)S de los tropiezos: D(yo)S entre la D de dios y deseo y la S de ser y sexo que son lo mismo misma-mente.

Encomiéndote al Santo Lorenzo
d’oraciones llenarás las esquinas
y de carne quemada la barriga.
Pues de todas las estrellas yoradas,
guardó la que al peregrino llevara
al portal de mi amada.
Y-oré tras ser penitente (mentira)
para volver a serlo (mentira bis)
pagano politeísta te volviste
y no se cumplió mi Deseo.
D(yo)S se ha cabreado y,
tras comerte el ídolo,
serás tú quien reces
para que no duela
la expulsión de tu reino
cuando llegue la indeterminada
HoráCulo.



No me pongas
aprueba,
opositor o ponente o puesto.
Con tres palabras te tumbo
y de nuevo en suspenso.
El verano liados con la lengua y el sexo
para solo recuperar la literatura y el misterio
y pasar de la asignatura maría,
la ternura.

viernes, 10 de septiembre de 2010

tímida-mente se presenta una mijita. Asoma la patita.

Soy chica. Quiero decir, de sexo, de edad y de tamaño. Chica, chica, chica como una miguita de una mijita. Disculpen las faltas, todas las faltas y todo lo que falta. Y si eso… No me lean.

Puedes nacer con un pan debajo del brazo, puedes pasarte la vida mirándote el sobaco en búsqueda infructuosa, robar un coscurro a los galgos flacos si corres más rápido. Hacerte con unas uvas y con el mendrugo del mendigo es una solución ponzoñosa y aunque lo que no mata, alimenta, uno puede morir bien alimentado, lazarillo. Antes de que los nudillos den un coscorrón, escapa. Puedes hacer la de Marcelino y preferir solo el vino.

Puedes no darte cuenta y que tu pan endurezca, se te caerán los dientes de leche sin dar bocado o se caerán al primero. Nacerán tus muelas de juicio y ordenarán el Orden en tu boca a golpe de martillo y alambre hacinando tus colmillos entre rejas, apresando el instinto del mordisco y, bajo libertad condicional, la lengua, privada de sentido, no vaya a contar lo indebido ni cuanto se debe.

 
Mientras encuentro un p(l)an mejor, hago el Camino. Suelto algunas migas del mío, por si me pierdo y quiero volver, a sabiendas de que “al volver la vista atrás” no las encontraré, no necesaria-mente las mismas que yo arrojé. Soy consciente. Yo también me alimento de las miguitas que me encuentro, a veces compito con los pájaros, con los hombres y otros bichos ¡Bandidos! Otras veces las voy guardando, tesoros en el fondo de mi bolsillo. Esta es una doble búsqueda: la de la mijita indivisible, el último átomo que fuera el origen…. y el destino: me conformo con una casa de paredes de chocolate, flores de piruletas y ventanas de caramelo. Sin moscas, por favor. El azúcar me subirá y al final las caries me impedirán morder. Ya le contaré a la de la verruga y la nariz puntiaguda quién de las dos es la bruja y que su escoba también sirve para volar, que se olvide de la limpieza y de los trabajos (forzados).

Y porque nunca se anudan los dos extremos me hallo en este camino. Si tú tienes más prisa corre y pasa de largo, para que no me atropelles me tiraré a la linde, a ver si gemimos un rato. Y luego, seguiré despistada, caminando, cociendo la corteza en los días y amasando la ternura de las noches.