miércoles, 13 de octubre de 2010

13/09/10. Las gotas que colman la taza

Una mañana en la facultad de económicas por echarle la matrícula a la caxorri me ha hecho recordar por qué siempre me iba a estudiar a las salas de industriales.  Por el silencio, no creáis que el motivo era la proporción de chicos 99,99999%. Gracias caxorri, te hubiera matado y a la pija que se meó fuera también. Pero es mi primera mañana de vacaciones, de modo que me relajaré.

Ven, princesa. Luce tus tacones con tu bolso de fiesta, trastorna el silencio concentrado de mi biblioteca. Tocotó, tocotó, tocotó, Si no te mirara pensaría que una yegua en celo ha escapado del establo para presumir de bruñidas herraduras. Tiquití, tiquití, tiquití, uñas lacadas, alocadas, de reciente manicura francesa maltratan mi mesa. Plop, plop, plop explótame-expló, pompitas obscenas en tu boca.

Sal, princesa. Espero apostada en la puerta del servicio para recuperar toda una mañana de notas en la hoja caída. ¡Mierda! ¡Y no has tirado de la cisterna!  Son tus gotas que colman la taza,
del váter,
¡te has meado fuera!

He de abandonar mis palabras aun cuando nunca renuncio a ellas.  Cantaba Serrat, escribía Benedetti, “los poemas suelen ser papel mojado, de sangre, de llanto, de semen, de lluvia…” se les olvidó  “de meados”.  Gotas de lágrimas desbordan mis ojos como tazas, pero al filo, deciden no llover y limpiar la plaza… Clic, clic, clic, es tarde y esta cisterna gotea.

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