martes, 13 de agosto de 2013

Y la ballena se muere de pena


Todos acuden a verla en esta fría tarde de diciembre,
la fotografían, algunos niños preguntan qué le pasa a la ballena
y tú, sin verla, me escribes adivinando que se muere de pena. 
Y yo sin poder verte adivino.
Me acerco a la bahía.
Ya sé el final.
Lo sabía desde el principio.

Estas fueron tus últimas letras,
ahora se las quiero regalar al aitá que se va
y San Lorenzo llora derramándose en luceros.
Al conocerle descubrí de dónde provenía tu dulzura.
Descuelgo el teléfono y me parece que eres tú con quien hablo.
Imposible. Y cada vez tan extraño.
Y el corazón me da un vuelco y se me derrama de amor,
porque adoro también su voz de la que nació la tuya.
Y cuando no puedo hablar le escribo palabras
con el ánimo que a mi me falta para soportar todo un calvario.
E imagino su sonrisa y me calmo inventando un calmario.

Él pintará un bonito cuadro cuando te vea,
tú escribirás un hermoso poema,
mis besos y la ilusión que me haga reír como una cría,
deja que me los lance ella.
Eso pienso mientras, loca, doy forma a las nubes de mi cielo 
haciendo cábalas con mis cabañuelas donde me refugio,
porque en esta noche sólo caerá un chaparrón de estrellas.

Se me fugaron los deseos, lo siento.
Decías que tengo magia y solo tengo el instinto animal,
que barrunta la tormenta y en la calma escucha la tempestad.
Me regalaste un “vale por un pan chico
y yo, que me creía Selene, me preparaba para recibir mi vellocino.
Me regalaste un “vale por un viaje en platillo volante”.
Idiota, si yo ya había llegado a_Marte.

Rómpeme.
Porque ya hoy no puedo simular que estoy entera,
quizá tenga que aceptarlo.
Me adueño de tus trucos y amarro mis letras
a los anclajes de rima y métrica
escribiendo tras cereza siempre algo con cabeza
porque no quiero darle más rienda suelta al corazón.
Me abandonaron las fuerzas en mi último abrazo fuerte fuerte,
que dimos con la debilidad de los dos más desconsolados
sobre la faz de la tierra que ya nunca podrán hundirse
en las profundidades de alta mar porque se han quedado varados.
Atrapados con tanto aire y tanta tierra.

He vuelto a perderme porque sé que ya no me busca.
Ya no me encuentra, pues me hallo en varadero desconocido.
Le encantará este juego al escondite con que le provoco,
él sabrá llegar con su velero,
pues entre el hermoso barco atracado en puerto

y el viejo barco cansado que agoniza en la arena

y que vivió tiempos mejores,
aunque ahora se le noten el armazón y la quilla,
siempre preferíamos Al varado.
Nos contábamos sus batallas,
ganábamos sus guerras.
Perdíamos las nuestras.

¿Has empezado a contar?

martes, 6 de agosto de 2013

Zombis versus Fuenteovejuna


Fuenteovejuna* es un ser misterioso del que cuentan sus diferentes andanzas en muchos lugares a la vez, omnipresente. Pero no me lo confundáis con ningún dios, es más… ¿Cómo diría yo? Más del pueblo. Es una oveja insomne, bala perdida en esta noche de tormenta de verano para que te encuentres un bonito día.  Me gustaría poder contar sus hazañas y que no solo queden en mi fantasía. ¡Qué bonito sería!

Te estás pudriendo y tu hipotálamo de serie b, de bestseller, no te da la orden de huir de ti. Te quedas absorto contemplándote mientras envejeces. En primer plano la uña del dedo gordo del pie apoyado en la mesita; y en segundo, las imágenes del televisor. Si no fuera porque estoy triste, me reiría, tu pez-uña boqueando fuera de la pecera de pantalla plana de 42 pulgadas, presentándote, como un supuesto periodista imparcial y presunta-mente no comprado por la presunta mayoría absoluta, el panorama mundial, dándote la noticia, escupiéndote toda esa mierda de basura que os compone. ¿De verdad no te llega el tufo? ¿De verdad crees que hay algo de verdad?

Cuando era chica, me asusté una mañana en que me descubrí inmóvil rodeada de moscas. A lo Novia en kill bill insté con mis ojos, lo único que al parecer seguía con vida, a mis dedos: “Muévete. ¡Vamos, muévete!”. Y poco a poco empezó la sublevación de mi cuerpo, respondieron, me hice con un tanque y maté a cañonazos las moscas que me rondaban y cuando todas ellas cayeron rociadas, comprendí mi error, prefería seguir siendo "la señora de las moscas", no distinguir entre semejante nebulosa de ojos microscópicos a ver todas esas cuencas secas de mirada que existen en tu mundo. Enloquecí, arranqué la granada de mi tronco y, aún latiente, me la comí. Y estallé por dentro. Por eso siempre estoy a la que salto. Por los aires. Ilusa, pensé que así me desharía de esta bomba de relojería que bombea mi cuerpo de segundos, minutos, horas, semanas, meses, años, lustros, décadas de momentos no elegidos de los que al final, salvaré unos pocos si algún día tengo agallas para coger mis riendas. ¡Ahhhhh! Me apasiono, me enamoro, cuando me desboco y muero por la boca. Y nadie puede alcanzar mi crin o mi cola, no dispongo de silla ni bridas, para no sucumbir a los ratos de debilidad en que me apeteciera abandonarme a la domesticidad y dejarme cabalgar. No me alcanzarás, lazada, es más rápida mi rabia.

Pero continúo. He de decirte que has sido fumigado por un gas, al parecer inocuo solo para unos cuantos, que no morimos, no nos adormecemos. Resistimos, aunque he de admitir que con una disminución progresiva de coraje, que nos hace padecer un terrible insomnio, y dar vueltas desnudos en una cama de concentración desconcertante. Eso no es consuelo.

A veces preferiría ser uno de vosotros, un zombi, y no uno de los nuestros. No. Miento. Me encanta reconocer a un semejante, con todo su peso sobre los hombros y arrimarle el mío, mi peso y mi hombro, y lograr un equilibrio colectivo. ¡Ay! Me sigo emocionando al ver todos esos pequeños Atlas con sus mundos a cuestas, formando un ser único, mítico, Fuenteovejuna, huyendo del redil de ovejas.

Pero tú…
Zombi, caminante sin paso firme.
Crees que la barbarie no está en tu hogar,
la barbaridad es que lo creas,
la barbaridad es que compres todo cuando te venden nada.
Crees que el hambre no te comerá.
Crees que no te desahuciarán la cloaca
que habitas junto a las ratas de tu casta
y que tendrán contemplaciones cuando también tú empobrezcas.
Que las violaciones de la libertad es el precio a pagar
por esta comodidad no sudada por tu frente,
no luchada por tus manos y no ganada con tu sangre.

Si fuera mi hijo, maldeciría a mis padres y abuelos
si me viera rebuscando en la papelera de la caridad
las sobras de los corruptos envueltas en papel de orillo.
Si la multitud aprendiera algo de las migraciones de  ñus,
no temerían a un esbirro repartiendo palos,
la supervivencia por inercia es algo instintivo que nos han arrebatado,
como el lenguaje bélico, pues desconocemos de los señuelos
e ignoramos que mientras la fuerza opresora se centra en algo,
quedan abandonados más puntos flacos.

¿Que qué busco? Busco pelea.
Roja es la sangre que en lugar de pintar banderas,
primero ha de correr por las venas,
y en caso necesario, por las calles y aceras.
¿Violaciones de derechos tampoco pesan sobre ti?
Sólo a ellos corresponden derechos de uso, disfrute y abuso
porque es la ley del más fuerte, pero ¿sabes?
el más débil con su desesperación dicta su ley,
y entonces, se le ha de temer.
Y como en una secuencia conclusa de Munch:
primero la desesperación;  luego el grito.
Y luego la deseobediencia.
Por fin la revolución ordenada.

¿Qué estoy haciendo?
Lo primero: Matar la esperanza del “a ver cuando pasa”.
Pasará cuando les echemos a patadas,
sino, no pasarán más que por nuestros culos,
al principio prietos,
cuantas veces quieran.
Una y otra vez,  y cada vez el agujero más holgado.
Los actos desesperados son heroicos,
valientes, apasionados.
Porque si las masas no se rebelan merecerán ser masacradas1.

¿Y qué si me gusta arder
y solo tengo una cerilla que se prende
con las tormentas de las noches de verano?
Bailaré pues, insomne, al son de la balada perdida.
Esperando que se produzca el disparo de salida
yo entienda el mensaje en clave
y te haga una declaración de amor cuando me digas:

—¿Sabes quién soy? Soy quien se levanta en la noche, cuando no es necesaria la capucha pá la lucha, soy quien pinto los muros de blanco, un lienzo para que en tus sueños partas de cero, escribiendo tus letras. Las mentiras a la fosa común. Soy quien coge el fusil para defenderme, incluso, de mí mismo. Soy de los que no dan tregua y no temen ser pasto de alimañas en las áridas cunetas de ésta, nuestra tierra. 

Y yo responda:

—¿Sabes quién soy yo? Tampoco importa demasiado, seré anónima, pero cógeme la mano, tengo una primera piedra que tirar a cara descubierta. ¿Y sabes más aún? Estoy enamorada de ti, pero no quiero que tengamos un hijo y que esta lucha, tan solitario emprenda. 

1. Una licencia poética, exageración de “pisoteadas” por si me tachan de apóloga de alguna fábula (valga la redundancia).

martes, 23 de julio de 2013

"Ahora que estoy dormida"


“Mi niña de siempre, quizá tú seas lo indispensable, querida, cierta, y puta soledad… Atrapado en tu silencio”.

Al amanecer no me dejes.
Déjame un mensaje en el espejo,
con indeleble,
que yo soy una endeble y se me olvida que te quiero
cuando se levanta la noche y me enseña el culo.
Y entonces me hundo,  la cabeza en las sábanas,
y vuelvo a la oscuridad de la cripta*
a los vasos vacíos* de las canciones llenas
que nos ahorran las palabras de amor,
evitamos la libertad de responsabilizarnos de ellas
y agotamos la libertad de abandonarnos al delito,
ejecutarlas, ser los culpables de estallarlas en actos.
Siempre radicalizando.

Está bien, no me pidas la mano,
estoy echándola con el diablo,
chalaneando y aún no ha acabado la partida:
—Mi alma por un deseo —faroleo.
Pero ni puta la gracia que le hace mi farolillo encendido,
que no alumbra nada más que la lucidez de Lucifer,
mi avernal 1enemigo, conoce mis trucos de trilera torpe.
Y cuando exige el aval de la apuesta, le intento convencer,
que entre los dos, tú y yo, sumamos uno,
veinte monedas antiguas y alguna gracia,
muchos sentidos y poco del común.
Algunos poemas.
Todo ello pesaba más que mi alma.

Aposté con lo puesto y con lo quitado (a ti), pero ¿preferirías tú las monedas al billete de ida de mi alma? No. Tú no eres buen ejemplo, no eres imparcial y eres caprichoso, te gusta la calderilla, el tintineo y el peso, un tesoro en el bolsillo, pero también te gusta lo otro. Él coge su lupa, su balanza de usurero y, poniéndose una nariz y un rodete de vieja zorra, me pregunta con sorna mientras deposita cada prenda:
—¿De dónde naciste?
—Nací de una mujer —dije desconcertada—, mi hacedora de orejas.
—¡Bah, caca de la vaca2, naciste de un montón de mierda! Una vaca te cagó.
—Ni tan mal —respondí subiéndole el tono al miedo y convirtiéndolo en enfado—. Hasta en eso hay una belleza sublime,  noble como los ojos de las terneras. Nunca me molestaría. Más bien al contrario, al estar al abrigo  del calor y algo tan familiar como el hedor del estiércol. Así pues, a falta de un útero materno, bien me quedaría  con este lecho.
—No tienes arreglo —concluyó. Y soltó su última carta. 

Un naipe de amor y muerte, ¡qué previsibles estos videntes!

Y tú…
Ah…
No me mires mientras sueño,
me saboteas el juego,
estoy perdiendo,
babeo con tus bailes y me excito con tus cuentos.
Bailabas acercándote
y me quitabas el vaso para darme de beber.
Y ahora,
ya en presente,
porque estás al alcance,
aquí, 
por fin has llegado,
desde el taburete,
alcanzo con mis piernas a rodear tu cintura.
Y te atraigo. Y te beso.
Es tarde.

Ya estoy ardiendo.

*. Son solo notas musicales, una llamada personal para el recuerdo (volver a pasar por el corazón).
1. A-vernal: palabra inventada ¿Si vernal es primavera, el invierno es un infierno? Qué oxímoron tan bonito.
2. En el “Valle de los avasallados” de Réjeam Ducharme, libro inspirador de la película Léolo, Bérénice no para de decir “caca de la vaca”.

martes, 10 de enero de 2012

¿Quién escribe así?


Solo los idiotas. Solo los idiotas. Vivo, me siento y escribo. Muero, me tumbo y escribo. Invento un sentimiento al vivir y al morir, le doy nombre, y escribo: Resucito y sobrevivo.

Me descompongo para recomponerme
sin que el olor de mi descomposición me asqueé.
Porque siempre estoy en lucha conmigo y salto
a mi arena con un rompecabezas entre manos
para deshacerlo contra la mía
y volver a montar el puzle, descabezada,
empezando por las esquinas viscosas
de toda esa sangre que me brota
y la materia gris que mancha
este cielo de plomo y este suelo de asfalto.
Autodestrucción y reconstrucción.
Admiro mi obra.
La estrecho en un abrazo de camisa de fuerza,
estrujo un corazón que chorrea
todo mi contenido,
y para que no se me escape
por la boca, me muerdo la lengua.
Muero muda.
Ahogo mi grito desarmando un cirio.
La materia de mi alma se derrite
en ríos de podredumbre y gusanos.
Los siento nacer de mi carne,
¡soy mi madre!
¡no os necesito para recrearme!
¡ni a vosotros dioses!
¡ni a vosotros hacedores de orejas!
Ahora son mis células nuevas, estas larvas,
cada una de ellas cobra vida dándome muerte.

¡Ah! Pequeños invertebrados que me hincáis el diente
cuánto se reirá, resonante, mi calavérico espíritu
cuando lleguéis al hueso,
tan duro de roer.

Con las ganas

“E' un mondo difficile                                                   "Bella contradicción, enigma amado,
e vita intensa                                                                    la rosa se eterniza en las tabernas,  
felicita' a momenti                                                         lesbiana juventud muestras las piernas
e futuro incerto”                                                             para  que el viejo dios viva endiablado"

Tonino Carotone "Me cago en el amor"              Tabletom "La parte chunga"   

Pensando en la abundancia de azules mañanas
esta noche se mueren de hambre oscuras ganas,
la oportunidad se esfuma a la fuga por mis ventanas
buscando refugio en el alféizar de tus pestañas,
y entonces cierras
a cal
y canto
una balada
para darte una de arena.
Porque soy muy tuna.
Echas los visillos y encajas postigos.

Pensando en el largo plazo sin satisfacer el corto,
me quedo en el medio cual equilibrista virtuoso.
Te sostengo la mirada y me quedo con las ganas
porque me da la gana, hasta que seas tú quien cierres los ojos
y abras la boca, no pronuncies palabras y bebas en pequeños sorbos,
pues tus halagos se quedan roncos y mis oídos sordos.

Yo soy rubicunda en este otoño,
me platea la luna y al sol me doro,
hoja caduca que cae del quinto pino,
enrojezco si me descubres cuando te miro.
Me descuelgo de la sexta nube,
despacito, como lluvia perenne,
chirimiri, cuando sueño contigo.

Me quedo con las ganas,
y me mojo, que dos veces,
me remojo,
la imaginación
de alegres mañanas y mientras,
el día se pasa y la noche no llega,
y yo estoy tan cerca que me quemas,
me dejas con las ganas.
Aun sabiendo que
"largos no son
los días de vino y rosas".
Pero no temo,
aunque mi vino se avinagre
y mis rosas...
Mis rosas hibernan en las cavernas
esperando su amable primavera
de flores y garrapatas,
de alergias y pulgones,
donde yo me sacudo mi parte chunga
intentando que caigan de pie mis pulgas
haciéndoles burlas desde mis picaduras.
Aun sabiendo que
"de un nebuloso sueño
surge nuestro sendero
para perderse en otro sueño".
Y mis sueños...
Algunos son tuyos.

Y si las segundas partes nunca fueron buenas,
no temas,
llevamos un buen ritmo lento,
aún no hemos rodado la primera.
Y no pensamos en el final,
si será el to be continued,
o este film ni siquiera se estrena.
Aunque yo ya he extendido la alfombra roja
para esta guionista, actriz, directora
que volada, ya está volando.

Me relamo tras el plato que no lamo,
tras el bocado que no he probado.
Me quedo con las ganas.
Ya te sabré... 
Pero cuando te sepa,
tras toda esta hambre hecha,
¿qué pasará con mis ganas?


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Fuego fatuo III: La mujer de hoy

La mujer de hoy puede hablarte de la niña de ayer; Pero de la mujer que es, sólo te podrá contar la vieja de mañana.

La margarita se rebela


Una vez vi algo extraordinario. Una margarita se rebeló contra una de esas tontas que arrancan sus pétalos con la monótona cantinela del “Me quiere. No me quiere”:

¿Es que no basta arrancarme la cabeza del  tronco
sino que mientras me queda un poco de vida,
me torturas,
sacándome los pelos uno a uno,
porque no eres capaz de tirarte de los tuyos
y no contenta con la respuesta obtenida
justo cuando muero calva,
como la oportunidad perdida,
coges a otra hermana
y si conmigo comenzó la historia con “No me quiere”,
pruebas esta vez diciendo en el origen “Me quiere”?

Si te quisiera no dudarías, estúpida asesina.