Hoy le robaría un fragmento al día, justo al anochecer, para que tus ojos se mantuvieran claros y no llovieran. Para que tu espalda no oculte nubarrones amenazantes. Hoy le robaría un fragmento a la noche, justo al atardecer, para que mis ojos pardos lamieran tus lágrimas, aclararan tu imagen y no recordaran una mirada sombría. Pero el día acaba y yo, sin ser ladrona, pasaré la noche en el calabozo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario