domingo, 3 de abril de 2011

Como animal caliente.

No sé qué versión me gusta más, doctor deseo vs barricada. Ambas.

“Como animal caliente
su lengua violenta tu boca
invisible caricia
déjate arrastrar por la noche.

Segura de sí misma
te utiliza para ganar
sin cerrar los ojos
déjate enamorar
deja correr la noche
entre tus dedos sin hablar
antes de que rompa tu viaje
ahogado en un trago más.”



Cuando el silencio no es amordazado
y no quema en los labios,
dejo la palabra a las manos
y con mi lengua de gata,
acaricio,
saboreo un vientre blanco
eyaculado de ideas.

Cuando lo simbólico es real,
la magia, con la pupila dilatada,
balancea su rabo entre mis letras.
En la noche se produce el milagro de la vida,
dando a luz sin que llegue el día,
pariendo palabras  impregnadas
de tu creatividad vertida.

Yo lo llamo recrear o recrearse:

Nacen indefensas y salvajes.
Nunca las domestiqué,
no les puse los sombreros de moda,
ni las mudas de altas -y bajas- alcobas.

Alguna vez intenté pasearlas con correa,
gruñeron, enseñaron los dientes,
y de nuevo, hube de dejarles rienda suelta.

Ofrecieron
resistencia arrogante,
resistencia creativa.

Y retozaron… Lo hicieron.
Como perros panza arriba.

A veces derrumban mis noches,
traen el insomnio,
traen el instinto.
traen el sentimiento,
de las profundidades
a la superficie de mi cuerpo.
Consentido y sin sentido.

Son animales.
También yo.
Por eso, nunca espero,
nunca les pido
que no muerdan el corazón
que entrego.

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