viernes, 14 de octubre de 2011

Que me gustas, coño. O que me beses que se extinguen los chanquetes.

“La noche se ríe de los dos”;”Todo lo va llenando la noche, todo lo enamora la noche”.  Txarrena en Azulejo Frío.

Que el juego de la seducción divierte
y que hoy es mágica noche de viernes.
Que no me voy a pintar maravillosa,  
que no,
que también soy patética
pero no uso maquillaje y voy a cara descubierta.
Que no me voy a poner tacones ni contonear caderas,
que no elegiré el mejor sujetador del tercer cajón
de mi mesilla de noche,
que no tengo mesa
pero si el monopolio de la noche
con quien echo un monopoli
y cuando me gana dejo de hablarle
pues ante su voz susurrante
yo enmudezco.
Que me gustas como en el facebook,
que contra el muro te fundiría.
Y si eres tú quién me fusilas hazlo de cerca,
que el trabuco siempre fue arma de distancias cortas,
con tu aliento en mi nuca,
que no te lo he dicho nunca
pero ven,
acércate,
te diré cómo beso cuando llegan las ganas y me pillan sola.
Que esta poesía tiene rima si te arrimas
y si no me salen consonantes,
de la boca me saldrán vocales
asonantes o malsonantes,
porque extraordinaria-mente seré ordinaria
en su justa medida,
que si hago aguas me ahogo en ellas.


Que chanquete era un pez,
o un pescaíto frito con cañas y al solecito,
pero no ha muerto,
se ha extinguido
fin-finito
por culpa de poetas desalmados
que cuando cierran el bar de mala muerte,
acuden al mar abierto,
moribundos
con la birra del sábado bajo el brazo
a echarles bocadillos de corazón y poemas a los peces.
Pero siempre son las migajas del mismo,
el corazón se pone duro
y el pan se enmohece,
oxidado por tanta sangre.
Y de la poesía qué decir,
ella tiene la culpa de todo.
Los pobres peces aprendieron al pié de la letra,
pues no entienden de metáforas,
que follar no es cosa de dos,
en el mismo sitio y a la misma hora,
como dice la canción.
Que basta con correrse en los huevos,
lo pusieron en práctica y de ahí su extinción.
Es escuchar unos versos y como locos saltan a tierra
ahogándose en el aire cual lemmings inversos.
Que no quiero extinguirme sin follarte.
Que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina.
Que seguro que al girarla me rajo con sus aristas.
Que con mi suerte el fin de los días me pilla en pleno vuelo
y he de montármelo con el piloto
aunque sea el autómata automático y se queda sin pilas.
Que si amanece un nuevo día
con una segunda oportunidad,
seremos nosotros quienes le demos la sorpresa
aullándole al sol la bienvenida.
Que si reniego de ti dos veces,
citándote y luego no,
¿te excito?                                                                       
Que si vuelvo a hacerlo una vez más,
a la tercera que va la vencida,  
¿me confundirás con Pedro
porque tengo las llaves del cielo
que te abriré cuando dejes de estar en el limbo?

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