martes, 18 de octubre de 2011

Abrázame II

Todos los años te traigo un regalo de vuelta de los viajes. Si un día, pongamos, como hoy, en lugar de regalarte piedras de tierras lejanas, hallara aquello que más ilusión te hiciera, entonces... Entonces: ¿Sería diferente?
Sólo hacen conjuros quienes saben de las palabras mágicas. Conozco a un pequeño mago del que he aprendido tres buenos trucos:
 “Coche, coche, coche… Tita, tren”. Dice mientras coloca los autos en fila india.
Paseando hacia la playa hacemos parada en todas las fuentes que nos encontramos al paso chapoteando en ellas al grito de guerra de “¡mira, otra fuente!”.  Así, cuando llegamos al mar, dice “¡Tita, la fuente más grande!”
Y yo me río encantada por su descubrimiento. Entonces me tira de los pantalones para que agache mi vista a su altura y me dice “brazos” y no me queda otra que atraparle al vuelo en un abrazo de oso al que él se cuelga como un pequeño mono.
Pues eso: Mientras se me pasan los trenes yo miro la fuente más grande y te pido brazos. Y aunque no te gusten mis regalos, seguiré dándotelos. Como mi beso de cada día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario