miércoles, 23 de febrero de 2011

Costumbres. Buenas personas y malas yerbas.

Soy una pagana con rituales profanos que  convierto en sagrados: largos desayunos al sol del domingo, el café se enfría y se calienta mi libro; mis atardeceres perros; cervezas en noches de verano; echar una siesta en el sofá el fin de semana; levantarme con buenos propósitos los lunes; hacer el amor cuando se puede, ya me gustaría que fuera una sana costumbre y no sólo quedara en un buen propósito de lunes; quitarme el bikini cuando estoy en el mar; acudir al club de patéticas con reconocimiento de causas y reírme con unas locas maravillosas. Son solo unas cuantas de mis sanas costumbres.

Las buenas personas tienen la mala costumbre de morir; las malas yerbas, la de sobrevivir. Ambas,  unas maleducadas. Me enseñaron a ser lo primero, pero cuando tañen las campanas y me pregunto por quién doblan respondiéndome que no importa, que “la muerte de cualquiera me disminuye”, caigo en la cuenta de que no es cierto, solo me disminuye la de cualquier buena persona y me mata  la supervivencia de las malas yerbas. Entonces, me someto a interrogatorio, buscando la autoconfesión: la admisión del crimen de ser, también yo, un yerbajo.

Cuando la fría dama de grácil cintura,
acechante,
acuna en sus brazos alguna criatura,  
un buen amante,
el mundo, todo el mundo,
en señal de respeto,
no debiera menos
que morirse unos instantes,
o permanecer en silencio,
apostado tras la loza de la tumba,
como en la noche de bodas
los guardianes padres de los novios,
comprobando, tras la puerta de la alcoba,  
que el acto se consuma.

El día que me elijas,
mejor que sea noche.
En la oscuridad de mis ojos
brillarán dos monedas,
propina para el barquero.
Tejeré una poesía con mis dedos,
seré poetisa
de Lesbos.
Calentaré tu frío cuerpo
encendiendo todo un velatorio.
Ante ti no he de fingir mi dolor,
que siempre llevo en solitario,
no has de darme el abrazo de rigor
(mortis)
en la vigilia de mi duelo,
pues cuando acabe la lucha y el amor,
sabrás dejarme marchar como un lobo estepario.

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